domingo, setembro 10, 2006

Sélime, Hijo de Chabane y su libro

Así habló,
en Estambul,
en una taberna del Mercado de Mariscos,
el encargado del registro carcelario:
"Estas manos
que veis,
con dedos quemados,
asados por las chispas,
tocadas por corazones humanos:
las manos de vuestro servidor,
encargado del registro carcelario
desde hace veinticinco años,
un cuarto de siglo, de buena sangre...
La vida humana es demasiado corta, tal vez,
quizá, al contrario, excesivamente larga...
Bebamos todavía un trago más..."
"Este atardecer, las lágrimas aún,
las lágrimas,
son veneno en mi vino..."
El tranvía abandona la plaza de Emineunu
en dirección de Bebek.
El Mercado de Mariscos se hunde en las tinieblas.
Llueve,
detrás de las ventanas de la taberna...
"Querido mío,
no soy sino una hoja
remolineándose al viento..."
como decía Moualine Nadji,
el difunto Nadji, el poeta...
Por qué ese tumulto,
por qué esos gritos?
Y por qué los hombres
son también tristes como ese pescado
que duerme en este plato?
En el día del Juicio Final,
vuestro servidor,
encargado del registro carcelario,
tendrá una pregunta que hacer
al Ángel de la Muerte...
Bebamos todavía un trago más...
Nunca habeis visto ahorcar a un hombre?
Vamos a colgar uno mañana,
al alba,
desde el alba...
El Sultán Rojo
mandaba tirar al mar
a los estudiantes de la Escuela de Medicina,
desde la Punta del Sérail.
Se dice que la corriente se llevaba los sacos,
que nunca volvimos a encontrar...
y tantos hombres,
en la Revolución
sí, tantos hombres, fueron ahorcados...
Antiguamente, se les colgaba del puente;
a éste,
se le ahorcará sobre la Plaza de Sultán-Ahmet...
Se va a remojar
si continúa lloviendo...
Bebamos todavía un trago más...
"La ciudad de Estambul es única en el mundo,
el aire y el agua infunden a usted una vida nueva..."
ha dicho el poeta,
el poeta Nédime...

Nazim Hikmet
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