No te guardes nada
No te guardes nada, gasta,
derrocha alegrías, dichas,
truécalas en aire azul
por que vayan en volandas
por el cielo, hazlas de agua,
llena los cauces del mundo
con su espuma desatada,
entra por almas dormidas,
sacúdelas por las alas,
agita, como trigales
grandes campos de esperanzas,
rebosa, rebósate
de amar y de ser amado:
porque
ni este día, ni esta noche
se te acabará el amor.
Nos queda mucho.¿No sientes
inmensas huestes de besos, de resistencias, bandadas
de porvenir en las manos,
de arrebatos y de calmas?
¿Lo que me queda, invisible,
callado, guardado al fondo
de lo que tocan los ojos,
de lo que las manos palpan?
Y no está bajo la tierra,
mineral sordo, esperando
con alma pura de oro.
Ni es tampoco don ingrávido,
secreto fruto celeste,
suspendido
se alguna rama del aire.
No, no está lo que nos queda
ni en las minas, ni en los altos
huertos de estrellas maduras,
no son diamantes ni astros.
No existe, no tiene forma,
aún no sufre los penosos
contornos de lo creado.
!Darme, darte, darnos, darse!
No cerrar nunca las manos.
No se agotarán las dichas,
ni los besos, ni los años,
si no las cierras. ¿No sientes
la gran riqueza de dar?
La vida
nos la ganaremos siempre
entregándome, entregándote.
Pedro Salinas
derrocha alegrías, dichas,
truécalas en aire azul
por que vayan en volandas
por el cielo, hazlas de agua,
llena los cauces del mundo
con su espuma desatada,
entra por almas dormidas,
sacúdelas por las alas,
agita, como trigales
grandes campos de esperanzas,
rebosa, rebósate
de amar y de ser amado:
porque
ni este día, ni esta noche
se te acabará el amor.
Nos queda mucho.¿No sientes
inmensas huestes de besos, de resistencias, bandadas
de porvenir en las manos,
de arrebatos y de calmas?
¿Lo que me queda, invisible,
callado, guardado al fondo
de lo que tocan los ojos,
de lo que las manos palpan?
Y no está bajo la tierra,
mineral sordo, esperando
con alma pura de oro.
Ni es tampoco don ingrávido,
secreto fruto celeste,
suspendido
se alguna rama del aire.
No, no está lo que nos queda
ni en las minas, ni en los altos
huertos de estrellas maduras,
no son diamantes ni astros.
No existe, no tiene forma,
aún no sufre los penosos
contornos de lo creado.
!Darme, darte, darnos, darse!
No cerrar nunca las manos.
No se agotarán las dichas,
ni los besos, ni los años,
si no las cierras. ¿No sientes
la gran riqueza de dar?
La vida
nos la ganaremos siempre
entregándome, entregándote.
Pedro Salinas
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