quarta-feira, junho 14, 2006

Visita a Wei Pa

En la vida es muy poco frecuente
que dos amigos vuelvan a encontrarse
como le sucedea los luceros
de la mañana y de la tarde.
Esta noche es distinta
a las demás noches,
pues hemos podido sentarnos juntos
bajo la luz de un mismo candil.
Juventud y lozanía,
¿cuánto tiempo más nos queda?
Mi barba y mis cabellos
se vuelven grises.
Recuerdo a los viejos amigos y
me doy cuenta de que más de la mitad
ya están entre los fantansmas,
pero ahora, al verte,
mi corazón se estremece de alegría.
¿Cómo podía saber que pasarían
veinte años antes de volver a verte?
La última vez no estabas casado.
No te imaginaba con una esposa e hijos.
Cermoniosamente y con respeto, alegres
saludan al viejo amigo de su padre,
y me preguntan de dónde vengo.
Enseguida ordenaste a tus chiquillos
que trajeran el vino y lo colocaran a mano.
Las cebollas relucen con el rocío del atardecer
y se las cocina frescas
con semillas amarillas.
Mi anfitrión me cuenta lo difícil que se ha vuelto hoy
celebrar un encuentro y
me pide disculpas una y otra vez.
Después de diez copas
aun no estamos borrachos,
sólo nos hemos puesto sentimentales
por nuestros recuerdos.
Mañana otra vez
nos separarán las colinas y
las cosas del mundo
harán que nos olvidemos el uno del otro...


Tu Fu
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